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sábado, 12 de enero de 2013

El Sacrificio que Agrada a Dios

Introducción

En primer lugar quiero expresar mi más sincero agradecimiento a Dios, por la oportunidad que me da de poder expresar mi alegría y mi gozo en Él. Doy toda la gloria, toda la alabanza y toda la adoración al único que la merece mi Señor Jesucristo por haber hecho sacrificio tan grande y tan perfecto que es capaz de salvar al perdido, sanar al enfermo y liberar al cautivo, dar aliento y esperanza a todo aquel que pone su confianza en Él. 
 Agradezco por todas las bendiciones que me permitio obtener durante el año pasado (2012), pude ver su redención sobre mi vida, su misericordia y su gracia abundantemente sobre mi familia, por encima de mis errores, faltas y pecados, Él me perdonó y me ama exactamente como soy. Creo firmemente que esta gracia y misericordia está disponible para todo aquel que exprese un arrepentimiento genuino delante de Él y lo busque de todo corazón.

En años anteriores hice muchas promesas que no cumplí y me he propuesto en este año (2013) no prometer nada, sino comprometerme a hacer y que sean mis hechos los que hablen de mi pacto con Dios. Quiero compartir brevemente una enseñanza referida a la importancia y valor que tiene la alabanza frente a Dios, y según esgrime el Apóstol Pablo en su carta a los Efesios, esta es una de las principales razones por las cuales fuimos redimidos. (Para todas las referencias bíblicas utilizaré la versión Reina Valera 1960 que es la de mayor aceptación entre la mayoría de cristianos, en caso contrario, indicaré la versión que estoy utilizando).
"...para alabanza de la gloria de su gracia..." (Efesios 1:6)

1. Definiendo la Alabanza

No voy a entrar en posturas teológicas ni en discusiones sobre etimología de las palabras originales usadas en la Biblia para expresar este término, sino que me voy a limitar a dar una definición práctica y sencilla que pueda utilizar cualquier creyente sin importar el tiempo que tenga en los caminos del Señor.

La Alabanza es "expresar con un corazón agradecido y sincero, reconomiento y honra a Dios por todas aquellas bendiciones que hemos recibido, entendiendo que toda buena dádiva y todo regalo perfecto proviene de Dios (Santiago 1:17)". La alabanza y la acción de gracias siempre van acompañadas, es difícil expresar las portentosas obras de Dios sin que éstas vayan seguidas de unas palabras de agradecimiento.


 2. El Sacrificio que Agrada a Dios.

Quiero utilizar como texto base para esta enseñanza 2 Crónicas 7:1-3, el cual escribo a continuación:

Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre.

En estos tres versículos está resumido lo que ocurrió el día que el rey Salomón decidió consagrar el Templo, -este Templo llevó cerca de 20 años de construcción (2 Crónicas 8:1)-, en presencia del pueblo se arrodilló y oró a Jehová (2 Crónicas 6), cuando terminó de orar ...descendio fuego de los cielos..., -si bien es cierto que Elías es reconocido como el profeta de fuego, Salomón debería ser reconocido como el rey de fuego-, lo que si es evidente que aquí hubo una combinación que agradó a Dios: devoción, consagración, sacrificio, oración, alabanza y posteriormente adoración (v.3).


En tiempos del antiguo pacto, había un formalismo, una liturgia que debían seguir para buscar a Dios, ritos de purificación, ritos de sacrificios por el pecado, entre otros, todos los cuáles eran sombras que apuntaban hacia lo que sería el sacrificio perfecto que finalmente le daría la entrada al hombre en la comunión perfecta con Dios, el sacrificio vicario de Jesucristo (Hebreos 10:12).

Ahora bien, estamos en un nuevo pacto, ya Cristo se ofrecio en sacrificio por nuestros pecados, y pudieramos decir que ya no hay más sacrificios, sin embargo, el libro de Hebreos 13:15 habla acerca de los sacrificios que en este tiempo agradan a Dios:

Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

Sacrificios de alabanza siempre por medio de Jesucristo: 
  • En aquel tiempo del antiguo pacto se ofrecieron sacrificios para consagrar el Templo que habían construido, pero en tiempos del nuevo pacto el templo de Dios somos nosotros (1 Corintios 3:17).
  • En aquella época se sacrificaron animales escogidos pero en este tiempo nosotros somos el sacrificio que debe ser presentado delante de Dios (Romanos 12:1). 
  • Al igual que en la antigüedad, cuando nuestro sacrificio de alabanza agrade a Dios, Él enviará su fuego purificador sobre nuestras vidas (Mateo 3:11, 1 Pedro 1:7). 

Cuando nuestras vidas estén puras delante de Dios, entonces su gloriosa presencia reposará sobre nosotros, y todo aquel que vea ese fuego que hay en ti y esa gloriosa presencia de Dios que te acompaña, se postrará y adorará al único que merece toda la gloria y toda la honra, al cordero inmolado que vive por los siglos de los siglos, a Jesucristo Rey de reyes y Señor de señores. Amén. 


Pero esto sólo vendrá cuando te sea revelado que mientras alabas a Dios, estás hablando el lenguaje del cielo, trayendo su reino a esta tierra y cosas poderosas ocurren en el mundo espiritual que no podemos ver pero solo es cuestion de tiempo para que se manifiesten en lo terrenal, 20 años le llevó a Salomón llegar a ese día cuando la gloriosa presencia de Dios lleno aquel lugar, que no nos lleve a ti y a mi -que tenemos la presencia del Espíritu Santo- más de 20 días para experimentar ese fuego purificador y la hermosa presencia de nuestro Padre Celestial.
Alabemos al Señor en espíritu y verdad con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra mente, con todo nuestro ser. (Juan 4:23). Dios bendiga cada día más abundantemente su vida. Gracias por tomarse el tiempo para leer estas breves líneas, espero haber edificado su vida y haber empujado su fe a un nivel más alto.

Se despide, Jean Carlo García, Siervo de Jesucristo. ¡Te Alabo, oh Señor!

Aquí les dejo este hermoso video de nuestra amada hermana Christine D'Clario "Como Dijiste" que amplia la esencia de esta enseñanza.




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