Texto Base: 1 Juan 1:5-10 y 2:1-2, 14.
Introducción: El tema de la guerra espiritual es fascinante y cautiva los sentidos, el equilibrio (producto de entender correctamente la palabra de Dios) es la clave para dominar este tema.
- Características de satanás.
- Príncipe de los demonios o Beelzebú (Mt. 12:24 y Lc. 11:15).
- Belial: El impío y perverso por antonomasia. (2 Co. 6:15).
- Diablo: acusador, calumniador (Lc. 4:2, 13).
- Engañador: “El que engaña al mundo entero” (Ap. 12:9; 2 Co. 11:14).
- Dios de este siglo: gobierna sobre las estructuras humanas negadoras de Dios (2 Co. 4:4).
- El maligno: siendo malo, vive intensamente para hacer mal a los seres humanos (Jn. 17:15; 1 Jn. 5:18).
- El tentador: empeño en hacer caer a los creyentes en el pecado y el error (1 Ts. 3:5).
- Gran dragón: la fiera que quiere devorar la obra de Dios (Ap. 12:4, 9).
- Príncipe de este mundo: Al gobierno de hombres y ángeles que se oponen a Dios. (Jn. 12:31, 16:11).
- Príncipe de la potestad del aire: gobierno sobre los seres angelicales malignos (Ef. 2:2).
- Serpiente antigua: fue él quien participó en la caída de Adán y Eva (Gn. 3 y Ap. 12:9).
- Padre de la mentira. (Jn. 8:44).
- El enemigo, ladrón, asesino y destructor (Jn. 10:10).
- La obra de satanás.
- Tentar al desobediente (Gn. 3:4).
- Calumniar a los santos (Job 1:9-11).
- Causar enfermedades (Job 2:7; Lc. 13:10-16).
- Oponerse a los justos (Zac. 3:1).
- Sembrar la cizaña (Mt. 13:38-39).
- Arruinar el alma y el cuerpo (Lc. 9:42; 13:16).
- Mentir (Jn. 8:44).
- Incitar a los hombres al pecado (Hch. 5:3; 2 Co. 12:7; Ef. 2:2; 1 Ts. 2:18).
- Hacer presa de los hombres (Ap. 2:10).
- Mantener al incrédulo en oscuridad (Hch. 26:18; 2 Co. 4:3-4).
- Contender con los santos (Ef. 6:12).
- Inspirar milagros mentirosos para desviar la fe (2 Ts. 2:9 y He. 2:14).
- Quitar la palabra de Dios para que no crean (Lc. 8:12).
- Formas de trabajo de satanás.
- Satanás trabaja a través de puertas (es un símbolo que habla acerca de la autoridad o dominio que tienen las personas sobre las áreas de su vida
), estas puertas siempre han sido las mismas desde Génesis hasta nuestros días (Gn. 3:6 y 1 Jn. 2:15-17), (ver tabla anexa). - Los malos deseos del cuerpo o los deseos de la carne.
- La codicia de los ojos o los deseos de los ojos.
- La arrogancia de la vida o la vanagloria de la vida.
Cuando una (1) de estas puertas se abren satanás encuentra un lugar para empezar a hacer su obra destructora en la vida de las personas, en otras palabras les he otorgado autoridad legal para destruir la vida.
- Satanás posee una estrategia para abrir estas puertas:
- Puede esperar hasta que de manera natural se abra la puerta, es decir, acecha su presa (Mt. 4:2 y 1 P 5:8).
- Sino utiliza los siguientes (dardos)(ver gráfico anexo):
- Tentación: Influencia (probable) (1 Ped. 5:8).
- Acusación: Control (posible) (Hch. 5:3).
- Engaño: Posesión (imposible) (1 P. 1:18-19).
- Para alcanzar la posesión sobre una vida, satanás abarca las siguientes etapas:
- Invasión: Su presencia en el entorno personal.
- Opresión: Es la presencia satánica sin estar dentro de la esfera física-espiritual.
- Regresión: Una vez cruzada la etapa anterior guía a la persona a pecados para así estar en completa autoridad.
- Supresión: La persona comienza a dar vestigio de poca lucidez.
- Posesión: Toma absoluto control de la persona
- Estado o condición de satanás.
- Fue expulsado del cielo. (Lc. 10:18).
- Ha sido juzgado y condenado (Jn. 16:11; Ap. 20:10).
- Está vencido, derrotado y desarmado (Col. 2:15).
- Posición en Cristo Jesús (identidad).
- Tengo aceptación:
- Soy hijo de Dios (Jn. 1:12).
- Soy amigo de Dios (Jn. 15:15).
- Soy justificado (Ro. 5:1)
- Estoy unido con el Señor y soy uno con Él en espíritu (1 Co. 6:17).
- Fui comprando por precio de sangre. Pertenezco a Dios (1 Co. 6:20).
- Soy miembro del cuerpo de Cristo (1 Co. 12:27).
- Soy santo (Ef. 1:1).
- Fui adoptado como Hijo de Dios. (Ef. 1:5).
- Tengo acceso directo a Dios a través del Espíritu Santo (Ef. 2:18).
- Fui redimido y perdonado de todos mis pecados (Col. 1:14).
- Estoy completo en Cristo. (Col. 2:10).
- Tengo seguridad:
- Estoy libre de condenación (Ro. 8:1-2).
- Estoy seguro de que todo saldrá bien (Ro. 8:28).
- Estoy libre de toda condenación en mi contra (Ro. 8:31-34).
- Nada pueda separarme del amor de Dios (Ro. 8:35-39).
- Fui confirmado, ungido y sellado por Dios (2 Co. 1:21-22).
- Estoy escondido con Cristo en Dios (Col. 3:3).
- Estoy seguro de que la buena obra que Dios ha comenzado en mí, será perfecta (Fil. 1:6).
- Soy ciudadano del cielo (Fil. 3:20).
- No tengo un espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio (2 Tim. 1:7).
- Puedo encontrar gracia y misericordia en tiempo de necesidad (He. 4:16).
- Soy nacido de Dios y el maligno no puede tocarme (1 Jn. 5:18).
- Soy importante:
- Soy la sal de la tierra y la luz del mundo (Mt. 5:13).
- Soy un racimo de la vid verdadera, un canal de su vida (Jn. 15:1-5).
- Fui elegido y señalado para llevar fruto (Jn. 15:16).
- Soy testigo personal de Cristo (Hch. 1:8).
- Soy templo de Dios (1 Co. 3:16).
- Soy ministro de reconciliación (2 Co. 5:17-20).
- Soy colaborador de Dios (2 Co. 6:1).
- Estoy sentado con Cristo en lugares celestiales (Ef. 2:6).
- Estoy en la obra de Dios (Ef. 2:10).
- Puedo llegar a Dios con libertad y confianza (Ef. 3:12).
- Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil. 4:13).
- Armas que tenemos.
- Nuestras armas son espirituales, por lo tanto, no las podemos ver, pero las usamos basados en la fe, su efecto es estrictamente espiritual pero lo podemos ver reflejado en el mundo natural.
- Como son armas espirituales (provienen de Dios, Dios es Espíritu, Jn. 4:24) y para usarlas debemos desechar todo lo malo (Ro. 13:12).
- Estas armas son de justicia tanto ofensivas como defensivas (no debemos ser reactivos sino preactivos) (2 Co. 6:7).
- Estas armas no son carnales sino poderosas en Dios (2 Co. 10:4).
¿Cuáles son estas armas?
- La Palabra de Dios (Mt. 4 y Ef. 6:17)
- La sangre de Cristo (Ap. 12:11; 1 Jn. 1:7 y 2:13).
- La oración (Ef. 6:18).
- La armadura de Dios (Ef. 6:10-18).
- La sujeción y sumisión a Dios (Stgo. 4:7).
- Para poder usar las armas tenemos que ponérnoslas (Ef. 6:10, Ro. 13:2 y 1 Ts. 5:8).
- Usando la autoridad correctamente.
- Nuestra autoridad está en Cristo: (Lc. 9:1-2; 10:17) en consecuencia no la podemos ejercer separados de Él (satanás quizo tentar a que Jesús actuará separado del Padre).
- Tenemos el derecho y la capacidad de establecer el reino de Dios: (Ej: El fiscal de tránsito tiene la autoridad para detener el tráfico mas no tiene la fuerza física para hacerlo). Los cristianos tenemos autoridad (Mt. 28:18-19) y tenemos poder para enfrentar a los demonios (Lc. 10:19-20).
Neil Anderson en su libro “Rompiendo las Cadenas” dice: “Los creyentes tienen la autoridad de hacer la voluntad de Dios debido a su posición en Cristo, y el poder de hacer la voluntad de Dios en la medida que anden en el Espíritu, (Ef. 6:10)” (p. 77).
- Línea de mando: Jesús es el comandante en Jefe y nos ha conferido autoridad, esa autoridad debemos ejercerla en sujeción a Él (Lc. 10:17, antitesis Hch. 19).
Neil A. (ob. cit.) explica: “¿por qué el reino de las tinieblas ejerce una influencia tan negativa en el mundo y la vida de los cristianos? Porque satanás ha engañado a todo el mundo (Jn. 5:19). Satanás no es igual que Dios en poder; es un enemigo desarmado y derrotado (Col. 2:15). Pero te puede engañar para hacerte creer que tiene más poder y autoridad que tú… has recibido autoridad sobre el reino de las tinieblas, pero si no lo crees ni la ejerces será como si no la tuvieras” (p. 79).
- Nosotros tenemos ventaja sobre los primeros discípulos, ellos estaban CON Cristo pero nosotros estamos EN Cristo.
- La profundidad y la anchura de la autoridad: El poder y la autoridad que Dios nos ha otorgado no se compara con nada aquí en la tierra. La obra más grande y poderosa que Dios ha hecho es la resurrección de su Hijo Jesucristo y ese poder que actúo en aquel momento está disponible para nosotros ahora (Ef. 1:15-23).
- Autoridad conferida: Dios no solamente pensó poner a nuestras disposición esa autoridad sino que efectivamente no las confirió (Ef. 1:19; 2:4-6). Nosotros que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados fuimos resucitados juntamente con Cristo en poder y autoridad sentados en lugares celestiales con Él.
Neil A. (ob. cit.) expresa: “Tu identidad como hijo de Dios y tu autoridad sobre las potestades espirituales no son cosas que vas recibiendo o que recibirás en el futuro; las tienes ahora mismo. Eres hijo de Dios que vive ahora. Estás sentado en los lugares celestiales con Cristo ahora mismo. Tienes poder y autoridad sobre el reino de las tinieblas y de hacer la voluntad de Dios ahora mismo” (p. 83, subrayado mío).
- Esta autoridad nos fue dada con un propósito (Ef. 3:8-12).
- Apto para la obra de Dios: Existe cuatro (4) requisitos para usar la autoridad y el poder de Cristo:
- CREER: Efesios 1:19 expresa claramente que esta autoridad le fue conferida a los que creemos, de la misma manera que somos hechos hijos de Dios por la fe (Jn. 1:12) así también está autoridad solo puede ser usada si creemos. (Ej.: un fiscal novato que no crea que le fue dada esa autoridad correrá el riesgo de ser atropellado, un fiscal experimentado no le sucederá lo mismo porque él actúa confiado en la autoridad de la cuál está investido para controlar el tránsito).
- HUMILDAD: “La humildad es la confianza puesta donde corresponde. Al ejercer nuestra autoridad, la humildad consiste en poder la confianza en Cristo quien es la fuente de nuestra autoridad, en vez de ponerla en nosotros mismos” (Neil A., ob cit.). (Fil. 3:3; Jn. 15:5).
- OSADÍA: Es una marca que debemos llevar todos los cristianos llenos del Espíritu Santo, debemos ser fuertes y valientes (Hch. 1:8; 4:31, Pr. 28:1 y 2 Ti. 1:7). Los cobardes tienen su destino Ap. 21:6-8.
- DEPENDENCIA: Tenemos autoridad para hacer la voluntad de Dios, nada más y nada menos. Nuestro primer llamado es hacer la voluntad de Dios, buscar su reino, establecer su reino. Nuestra autoridad no está para ejercerla sobre otros creyentes (Ef. 5:21) sino para estar sumisos los unos a los otros; debemos aprender a estar sujetos a las autoridades (Ro. 3:1-7; He. 13:17) pero sobre todo a Dios (Stg. 4:7).
- Que el Señor nos dé entendimiento y sabiduría en todo tiempo y en todo lugar. Dios te bendiga. Amén.
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