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sábado, 13 de noviembre de 2010

Declaración de Principios: Doctrina, Fe y Ordenanzas de la Comunidad Cristiana El Renuevo Las Buenas Nuevas

Está información está incluida también el manual completo que podrá descargar aquí

ARTÍCULO 52. Con la finalidad de establecer y mantener un lugar permanente de adoración a DIOS TODOPODEROSO, en quien creemos, manifestado en Padre, Hijo y Espíritu Santo, único DIOS verdadero que se ha revelado a sí mismo como creador del cielo y de la tierra, y en JESUCRISTO, en cuya deidad también creemos, unigénito del Padre, autor y consumador de nuestra fe, el cual encomendó a su pueblo al comisión de ir por todo el mundo y predicar su evangelio a toda criatura por todos los medios posibles conocidos y por conocerse; para exaltar al DIOS que, como dicen las Sagradas Escrituras, hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos de humanos, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo, pues Él es quien da vida y aliento a todos y a todas las cosas, el cual da también vida a los muertos y llama a las cosas que no son como si fuesen; a fin de glorificar y alabar a ese Dios…
ARTÍCULO 53: DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS: DOCTRINA Y FE: LA COMUNIDAD CRISTIANA EL RENUEVO “LAS BUENAS NUEVAS” es una iglesia cristocéntrica en su predicación del evangelio, interdenominacional en sus relaciones, apostólica en doctrina y seguidora de las Sagradas Escrituras como expresión de la voluntad de Dios. Basados en ella declaramos que: Creemos que la BIBLIA (ordenada en sesenta y seis libros del canon original) es la palabra revelada por Dios al hombre, inspirada por el Espíritu Santo, la cual hace a éste sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús (2 Ti. 3:15); creemos que el hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza, como ser trino, constituido por espíritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23), con capacidad para tener comunión personal con Dios, sometiéndolo a ira y condenación (Ro. 5:12); creemos en la deidad de Nuestro Señor Jesucristo, el Salvador, único mediador entre Dios y los hombres (Jn. 1:1 y 1 Ti. 2:5), concebido en María Virgen por obra y gracia del Espíritu Santo (Lc. 1:35), en su muerte expiatoria (1 Jn. 4:10), en su resurrección (Lc. 24:39), en su ascensión a los cielos (Hch. 1:6-11) y que está sentado a la diestra de Dios Padre (He. 1:2); creemos en la segunda venida y el establecimiento de su reinado eterno (Hch. 1:11, 1 Ts. 4:16, 5:23; He. 9:28; Ap. 20); creemos en la salvación por la fe en la obra redentora de Nuestro Señor Jesucristo, por medio su sangre derramada en la cruz del calvario (He. 9:22); creemos en el poder de Dios que nos guarda, y en un andar santo, no conforme al esfuerzo humano, sino conforme al Espíritu (Ro. 8:1 y Jud. 1:24-25); creemos en el bautismo en el Espíritu Santo en y por medio de los creyentes manifestado en los ministerios, dones y frutos del mismo (1 Co. 12:8 y Gá. 5:22-23); creemos en la sanidad divina que se recibe mediante la fe en la obra de redención de Nuestro Señor Jesucristo (1 P. 2:24; Mt. 8:16-17 y Jn. 5:2-9); creemos en la responsabilidad evangelística y misionera de la iglesia (Mr. 16:15-18); creemos en la responsabilidad social de la iglesia (Mt. 25). Asímismo, creemos en la IGLESIA como cuerpo de Cristo y cuya cabeza es Él (Ef. 5:23), la cual constituyen todos los creyentes nacidos de nuevo en Espíritu, que se reúnen en una localidad para la adoración a Dios Todopoderoso, para la edificación de la misma iglesia, para predicar el evangelio de salvación a todos los perdidos y para servir al prójimo mostrando el amor de Cristo (Gá. 6:10; 1 Co. 2:10-16, 12:13; Jn. 4:23-24; Ef. 4:11-16; Mt. 28:19-20; Gá. 5:13-14; Mt. 20:28; 1 Jn. 4:7-8; Fil. 1:8; Ef. 3:19, Ro. 5:8; Jn. 3:16). Y creemos en la salvación del hombre y en su santificación. Dios, en su infinito amor y misericordia, diseñó el plan perfecto para la salvación del hombre de la perdición y del pecado, dándole emancipación espiritual y goce de una vida eterna de comunión renovada con Dios. Este plan de salvación lo cumple a través de Jesucristo Hombre, el Salvador (1 Ti. 1: 15), quien proclamó que su tarea era servir y dar vida para la salvación de muchos (Mt. 18:11; 20:28; Mr. 10:45; Le. 4:18). La salvación se presenta así en un plano cristológico y Jesucristo es el agente de la misma; para ser salvo es necesario volverse a Él, por la fe, esperanza y confesión. Las Sagradas Escrituras destacan que la salvación es gratuita y no la puede merecer ningún hombre por sus buenas obras ni por cumplimiento de rituales o sacrificio alguno (Gá. 2:21; 3: 11). Todo es de gracia (Ef 2:4-10); la conversión que produce la salvación en el individuo la opera el Espíritu Santo de Dios (Ro. 8) y es un cambio de vida tan radical como de la noche al día (2 Ti. 1:10; 1 P. 2:9). El hombre pecador puede valerse de la Salvación únicamente identificándose por la fe en Jesucristo, el Cordero de Dios, que expió la culpa del mundo y quien por su muerte y resurrección se califica como único salvador y mediador del pacto entre Dios y la humanidad (1 Ti. 2:5). La santificación es a la vez algo que Jesucristo adquirió para siempre para el creyente y un llamado a la santidad (He. 10:10-14; 12:14). Jesucristo es el sumo sacrificio, que se santifica a sí mismo y santifica a los suyos (He. 13:2; Jn. 17:17), separándolos y adquiriéndolos para Dios por su muerte y capacitándolos para un culto nuevo y espiritual por medio de Él y para una nueva vida de santidad (He. 2:17; 9:13; 13:12-16). Una vez más lo decimos: Jesucristo ha santificado a los creyentes por su obra y son por tanto santos (1 Co. 1:2; 1 P. 1:2; 1 Co. 7:14). La voluntad de Dios es nuestra santificación (1 Ts. 4:3), es decir, que somos conformados a la imagen de Cristo (2 Co. 3:17-18); esto demanda un esfuerzo del creyente (2 Co. 7:1; He. 12:13; 1 Jn. 3:3) en una lucha permanente (Ro. 5:16-26), pero que debe ser reconocida como obra de Dios (1 Ts. 5:23-24), quien la perfeccionará.
ARTICULO 54. ORDENANZAS: Las ordenanzas a cuya obediencia queda sujeta la Iglesia Comunidad Cristiana El Renuevo "Las Buenas Nuevas" son: EL BAUTISMO en agua por inmersión, realizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, para todos aquellos que se arrepienten y creen en Jesucristo como su Señor y Salvador, quien hace todas las cosas nuevas porque en Él somos nacidos de nuevo, como testimonio al mundo de que el creyente ha muerto juntamente con Cristo y juntamente con Él se ha levantado en una vida nueva y eterna (Mt. 28:19; Mr. 16:16; Hch. 10:47-48; Ro. 6:4). LA CENA DEL SEÑOR, institución ofrendada en conmemoración del sufrimiento y muerte de cruz de Nuestro Señor Jesucristo, para anunciar así su gloria hasta su venida segunda, observando para ello lo que nos enseñan las Sagradas Escrituras sobre la utilización de los elementos de la tradición, el pan sin levadura y el fruto de la vid, y cuidando no tomar de la cena indignamente. Se realizará cada vez que fuere anunciada por el Pastor Principal (Lc. 22:19-20; 1 Co. 11:23-33).

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