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martes, 13 de abril de 2010

El Bautismo en El Espíritu, Parte II


Como dije en el artículo anterior, ser bautizado implicar ser sumergido, y en relación al Espíritu Santo, es ser capacitado por Él para ser testigo fiel de Jesucristo.

Ahora bien, ¿existe alguna manifestación externa de éste hecho?, continuo examinando el libro de Hechos de los apóstoles, en el segundo capítulo tengo una evidencia contundente:

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. (Hechos 2:1-6).

De este texto se desprende algunas enseñanzas importantes acerca del bautismo en el Espíritu, pero antes debemos detectar si realmente era esta la manifestación del Espíritu a la que se refería el Señor Jesucristo en el capítulo 1, al cual me referi con anterioridad. Como expresé, existen dos elementos que deben estar presentes en el bautismo, el primero de ellos es el ‘poder’ y el segundo es ser ‘testigos’; ahora bien, observa si en el texto hay poder, el verso 2 indica que “vino del cielo un estruendo”, ¿a qué dije que se podría comparar el bautismo?, a una explosión, ¿será que una explosión es estruendosa?, por supuesto que sí; entonces, es innegable el hecho de que allí hubo poder; continua diciendo el texto en el verso 6 “se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua”; es decir, a ellos se les estaba testificando de las maravillas de Dios, el verso 8 lo explica mejor: “¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?”. También es importante resaltar que el apóstol Pedro en su defensa cita al profeta Joel diciendo que Dios derramaría de su Espíritu Santo sobre toda carne, es decir, rebosaría a las personas con su Espíritu; el apóstol le dice a los presentes que esto era lo que estaba sucediendo (Hechos 2:14-17).

Este texto introduce un nuevo elemento acerca del bautismo en el Espíritu con respecto a lo escrito en el capítulo 1 de Hechos, el cual es, hablar en otras lenguas, sin embargo, ya el Señor había hecho referencia a esto en Marcos 16:17. Estas lenguas quizás sean desconocida para nosotros, pero conocida para alguien en el mundo; el verso 4 así lo explica: “Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Observa otro texto que tenga un ejemplo similar:

Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro quedaron atónitos que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. (Hechos 10:44-46).

¿Qué fue lo que evidenció que los gentiles también habían recibido el don del Espíritu Santo?, el hablar en lenguas; de tal manera, que el hablar en lenguas constituye una evidencia externa de que has sido bautizado en el Espíritu. Entonces, puedo llegar a través de estos textos a una definición de lo qué es el Bautismo del cual vengo escribiendo:

Es una promesa del Padre Celestial para sus hijos, –un don o regalo–, en la cual, ellos son investidos de poder de lo alto para testificar y que se manifiesta externamente a través del hablar en lenguas.


Este estudio lo continuaré ampliando, para aclarar la mayoría de las dudas que hay al respecto. Dios te bendiga

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