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viernes, 23 de abril de 2010

El Verdadero Ayuno, lo Espiritual I


Quiero iniciar esta parte del estudio escribiendo lo que dice el libro de Isaías referente al ayuno:


58¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas! Alza tu voz como trompeta. Denúnciale a mi pueblo sus rebeldías; sus pecados a los descendientes de Jacob. 2Porque día tras día me buscan, y desean conocer mis caminos, como si fueran una nación que practicara la justicia, como si no hubieran abandonado mis mandamientos. Me piden decisiones justas, y desean acercarse a mí, 3y hasta me reclaman: “¿Para que ayunamos, si no lo tomas en cuenta? ¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?” «Pero el día en que ustedes ayunan, hacen negocios y explotan a sus obreros. 4Ustedes sólo ayunan para pelear y reñir, y darse puñetazos a mansalva. Si quieren que el cielo atienda sus ruegos, ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen! 5¿Acaso el ayuno que he escogido es sólo un día para que el hombre se mortifique? ¿Y sólo para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra de ceniza? ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al Señor?» 6«El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? 7¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?» 8Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del Señor te seguirá. 9Llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá: “¡Aquí estoy!” «Si desechas el yugo de opresión, el dedo acusador y la lengua maliciosa, 10si te dedicas a ayudar a los hambrientos y saciar la necesidad del desvalido, entonces brillará tu luz en las tinieblas, y como el mediodía será tu noche. 11El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan. 12Tú pueblo reconstruirá las ruinas antiguas y levantará los cimientos de antaño; serás llamado “reparador de muros derruidos”, “restaurador de calles transitables”». (Isaías).


Estaré refiriéndome a esta cita bíblica y otras más a lo largo del estudio, primero voy a empezar con definir el ayuno, ayunar es empobrecer el alma, rehusar su subsistencia por medio de abstenerse de alimento. El ayuno en las Escrituras descansa sobre la verdadera auto-humillación y penitencia. El ayuno es el método de Dios para subyugar el alma carnal bajo la soberanía de Su Espíritu. El ayuno es un acto de expresar y demostrar pena por el pecado, es una expresión externa de la pena y dolor interno por el pecado.

El abstenerte del pan de cada día es la forma en que le demuestras a Dios que estas conscientes de que no mereces nada, ni siquiera recibir el pan cotidiano, mucho menos cualquier otra cosa, entonces Él nos ayudará a humillar nuestra naturaleza carnal debajo de su mano sublime y poderosa. En el ayuno puedes presentar tu cuerpo como un sacrificio vivo, santo agradable a Dios y tus miembros a Dios como instrumentos de justicia (Rom. 6:13; 12:1). El ayuno también es conocido como la oración sin palabras, es una expresión de tu adoración más intensa y profunda.

PREPARACIÓN PARA EL AYUNO

La preparación para el ayuno incluye dos aspectos: preparación interna y externa.

Preparación Interna para el Ayuno: El ser guiados por el Espíritu Santo de Dios es la preparación adecuada para ayunar. Tu ayuno será hecho a través de la energía y la voluntad de la carne, a menos que sea el Espíritu de Dios quien lo esté guiando y motivando.

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre”. Lucas 4:1-2.

La gente que ayuna a través de su propio esfuerzo, siente un gran espíritu de orgullo por lo que han hecho, y algunas viven engañadas pensando que pueden comprar algo de Dios.

El ayuno no te hace más valiosos, ni compromete a Dios contigo en ninguna forma. Si el ayuno es entendido y practicado en la forma correcta, va a obrar humildad en el corazón.

Preparación externa para el ayuno: El Señor Jesús en el sermón del monte, revela cuatro detalles acerca de la preparación externa para el ayuno.

“Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que éstos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y la lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino sólo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”. (Mateo 6:16-18)

Ungir la cabeza: Por razón natural, mucha gente piensa que es su estómago el que va a causarles el mayor problema durante un ayuno, pero esto no es verdad. El verdadero problema es la cabeza o la mente. Tan pronto como empiezas a sentir el descenso físico que viene con el ayuno, tu razonamiento carnal da cientos de razones por las cuales no debes ayunar. Sólo con el poder y la unción del Espíritu Santo sobre tu cabeza puedes tener una mente decidida para ayunar.

Lavarse: Esto es el aseo y limpieza del cuerpo, ya que durante el ayuno muchos desechos y toxinas salen de nuestro cuerpo a través de la piel, para ser eliminadas.

No aparentar que ayunamos: Debemos presentar una apariencia feliz, para que los demás no se den cuenta de tu ayuno.
Ayunar en secreto: Aunque algunas veces la iglesia ayuna de manera colectiva, el mundo exterior no debe enterarse, ya que la iglesia como un sólo cuerpo debe estar ayunando en secreto. Evidentemente este principio también se aplica al ayuno personal.

Espero que esto sea de edificación y ayuda para tu vida. Dios te bendiga. Sigue este estudio.

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