Ayunar para la Mortificación de la Carne.
Ayunar para Incrementar el Poder en la Oración.
"Y los ninivitas le creyeron a Dios, proclamaron ayuno y, desde el mayor hasta el menor, se vistieron de luto en señal de arrepentimiento. Cuando el rey de Nínive se enteró del mensaje, se levantó de su trono, se quitó su manto real, hizo duelo y se cubrió de ceniza. Luego mandó que se pregonara e Nínive: «Por decreto del rey de su corte: Ninguna persona o animal, ni ganado lanar o vacuno, probará alimento alguno, ni tampoco pastará ni beberá agua. Al contrario, el rey ordena que toda persona, junto con sus animales, haga duelo y clame a Dios con todas sus fuerzas. Ordena así mismo que cada uno se convierta de su mal camino y de sus hechos violentos. ¡Quien sabe! Tal vez Dios cambie de parecer, y aplaque el ardor de su ira, y no perezcamos». Al ver Dios lo que hicieron, es decir, que se habían convertido de su mal camino, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había anunciado”. (Jonás 3:5-10).
El poder de la oración humilde que adquirieron los habitantes de Nínive al vestirse de saco, de sentarse sobre cenizas, y de sus ayunos fue suficientemente grande para cambiar el parecer de Dios y evitar que Nínive fuera destruida en esta ocasión. Dios vio sus forma de humillación y pesar por sus pecados, y vio a las bestias añadiendo dolor y aflicción por sus dueños. Dios vio la proclamación del rey, la autoridad real, demandando que las ganancias adquiridas mediante la rapiña y la violencia fueran restauradas. Dios vio las obras que acompañaron a sus ayunos y oraciones como prueba de su arrepentimiento interior.
Ayunar para la Revelación de la Palabra de Dios.
El tercer propósito que Dios tiene para guiarte al ayuno es que Él pueda revelarte más de Su Palabra. Cuando estas intrigado por alguna porción de la palabra de Dios debes ayunar por la misma, y tarde o temprano Dios hará brillar su poderosa luz sobre aquella porción y hará que la verdad se levante en revelación de su estatura y esplendor.
El Señor es el mismo ayer, hoy y por siempre, por tanto puedes esperar que siga actuando con los mismos principios. Daniel es un ejemplo de la revelación de la Palabra por el ayuno:
“Corría el primer año del reinado de Darío hijo de Jerjes, un medo que llegó a ser rey de los babilonios, cuando yo, Daniel, logré entender ese pasaje de las Escrituras donde el Señor le comunicó al profeta Jeremías que la desolación de Jerusalén duraría setenta años. Entonces me puse a orar y a dirigir mis súplicas al Señor mi Dios. Además de orar, ayuné y me vestí de luto y me senté sobre cenizas". (Daniel 9:1-3).
Después de clamar y ayunar por la revelación de que sucedería con su pueblo, Daniel experimento la revelación por boca del ángel Gabriel:
“Se acercaba la hora del sacrificio vespertino. Y mientras yo seguía orando, el ángel Gabriel, a quien había visto en mi visión anterior, vino en raudo vuelo a verme y me hizo la siguiente aclaración: «Daniel, he venido en este momento para que entiendas todo con claridad. Tan pronto como empezaste a orar, Dios contestó tu oración. He venido a decírtelo porque tú eres muy apreciado. Presta, pues, atención a mis palabras, para que entiendas la visión”. (Daniel 9:21-23)
El ayuno humilla el alma; es una forma de afligirte ante Dios. No hay ninguna razón para tener miedo de ir al lugar bajo, porque puedes confiar en las leyes espirituales de Dios. Dios se ha obligado a Si Mismo a levantar a aquellos que se humillan ante Él. Dios te bendiga, sigue este estudio y descubre los otros propósitos por los cuales ayunar.